Nuestro lugar de reunión se encuentra en la Galería-Taberna Ánima, en C/Miguel Cid, 80 (Barrio de San Lorenzo, Sevilla) e-mail: tertulia.anima@gmail.com
En aquel país del África negra, en aquella democracia militar hereditaria, en aquel olvidado territorio exportador neto de energía, una brizna de luz retando a las penumbras de la noche, al insoportable calor del paralelo cero, a la podredumbre de la carne, la fruta y la esperanza, no era más que una rara avis, que un artículo de lujo -eufemismo de necesidad sin dilaciones-, que todos celebraban durante los parcos parénteis de brillo sucediendo y precediendo a la impudicia inacabable de las sombras. Pero llegó, tras lejanas fronteras, ese magno acontecimiento, ese evento hermanador de pueblos, ese culmen: el Mundial de Fútbol. Y se hizo la luz como milagro al estilo de un haiku: sempiterna en lo efímero. Waka, waka, porque esto es África.
El próximomiércoles, 18 de mayo, nos vemos de nuevo, como siempre a las 9 de la noche, en la Taberna Ánima, para tratar el tema: ÁFRICA: cultura, costumbres, problemas, oportunidades…
Os esperamos.
Fátima espera carta (Josefa Parra)
Fátima espera carta. Fátima, que no lee, pacientemente espera aquella carta, la prometida ("madre, en cuanto llegue...", "tú busca al escribano..."). Madre Sola.
Imagina a su hijo en camas suaves, limpias, tendidas sábanas, su cuerpo descansando y feliz tras la comida, quizá tras el amor. Y se sonríe.
Fátima no consulta el almanaque, si semanas o meses. Madre Espera. Mientras, el cuerpo bello de su hijo en el lecho de arena de una playa.
Josefa Parra.
Un poema por Tahrir, por Egipto (Nancy Messieh)
esa plaza pública con nombre de destino e historia como sabiendo lo que iba a venir firmes nos quedamos diciendo, no nos moverán pintamos poemas en el duro asfalto reblandecido, empapado de la sangre nuestra
y el mundo miraba.
El mundo miraba mientras nos llamaban traidores y en las pantallas de los televisores de los hogares, cerradas las puertas no fuera a entrar a la verdad, los hombres escupían a las cámaras desprecio y las mujeres chillaban por teléfono ojos y corazones llenos de rabia incapaces de entender que Tahrir era suya, para ellos, mientras los ojos del gobierno mostraban sólo lo que querían que viéramos el sol poniente sobre el Nilo
y todo lo que hacía falta era girar lo mínimo la cabeza a la izquierda por el rabillo del ojo un vistazo mostrando la neblina del sol del Cairo entre los gases lacrimógenos, los hombres a la carga por las calles con sus cuerpos solo topando con los camiones de policía que los atropellaban.
Los diarios hablaban de disturbios por todo el Mediterráneo pretendiendo que ese día que había comenzado en El Cairo era igual a otro cualquiera.
Pero algo había empezado.
Hombres y mujeres estremecían la tierra con sus voces.
De norte a sur caían cuerpos al suelo, dejaban de latir los corazones pero en Tahrir por ellos mantuvimos alta la cabeza saliendo de los muros por los que, toda nuestra vida, caminamos pegados, ocultos en la sombra de la conformidad y el miedo
abrimos al asesinato nuestros pechos, abrimos a las piedras nuestros rostros, a las balas nuestros ojos, nuestras mentes a los molotov que a la cabeza nos lanzaban
y dijimos
no tenemos miedo
porque el miedo a vivir con la cara enterrada en el suelo de una tierra que no puede ya sentir era nada, nada comparado con el miedo a morir sin haber dicho ni una vez
soy libre.
Nancy Messieh (fotógrafa y poeta egipcia residente en El Cairo, es autora del libro de poemas en inglés Photographs Never Taken).